Después continuas el trayecto en barco hasta Amantani. Allí convivimos con un matrimonio muy majo. La mujer nos hizo un queso frito a lo boliviano buenísimo!! Por la noche nos "disfrazaron" sus ropas tradicionales para ir a una fiesta de bailes típicos. Nos impresionó lo humildemente que vivían, pero a la vez lo buenas personas que eran. Viven de la agricultura de subsistencia y del turismo, pero reciben pocos "gringos" ya que el alcalde tiene un sistema de rotación establecido, y se tiene que repartir a los turistas entre las 200 familias de la isla.
Al día siguiente visitamos la segunda isla, Taquile, bastante parecida a la primera, pero navegar por el lago fue una experiencia única. Nosotros nos llevamos un muy buen recuerdo, ya que en nuestro grupo conocimos a gente muy maja.
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