domingo, 6 de febrero de 2011

Camino Inca

Una de nuestras prioridades cuando elegimos la ruta era realizar el camino inca. En cuanto empezamos a mirar por internet las opciones, descubrimos que lo cerraban durante el mes de febrero por mantenimiento. Puesto que llegábamos a Lima el 23, nos veíamos obligados a ir enseguida a Cusco para aclimatarnos a la altura, y así renunciar a ver algunas ciudades en el camino.
Tras estudiar varias agencias, nos decidimos por Infocusco http://www.camino-inka.com/camino-inca-4-dias-3-noches.htm . De entrada el precio no es barato, 350 dólares, pero tras realizar la ruta no te acuerdas de lo que has pagado. El camino inca no es posible realizarlo por libre como antiguamente, y el gobierno peruano sólo permite el ingreso por medio de una agencia oficial. El precio te incluye: las entradas al camino inca y al Machu Picchu, todas las comidas, el servicio de porteadores (no de tu mochila) y los desplazamientos. Desde España tuvimos que realizar el pago por Western Union de la mitad del tour. Para esta época se puede reservar con poco tiempo, pero en julio y agosto es necesario hacerlo con varios meses de antelación, ya que hay un cupo de 500 personas por día.
Como material personal se necesita la ropa y el calzado adecuado (todo impermeable), saco de dormir (que aconsejamos llevar desde España, ya que nosotros lo alquilamos a 10 dólares y eran enormes) y agua (la cual se puede comprar en algunos puntos de la ruta). El aislante te lo prestan ellos.
El día anterior a la salida, tuvimos una reunión informativa en las oficinas de Cusco, y conocimos a nuestros compañeros de aventura: una pareja de franceses, los cuales están realizando un viaje parecido al nuestro, pero durante un año; dos chicas argentinas de Neuquén; y una familia de argentinos de Rosario (padre y dos hijos). Lo curioso fue que el padre había realizado ya el camino inca hace 27 años, cuando no estaba regulado por el gobierno, y ahora lo haría de nuevo con sus hijos.
Durante la reunión nos explicaron que a causa de las intensas lluvias, la parte final del camino había sufrido derrumbamientos, por lo cual habría una ligera modificación.
La verdad es que salimos de la reunión un poco asustados, ya que la ruta parecía muy exigente y nosotros hacía bastante que no hacíamos deporte.



DIA 1: CUSCO -WAYLLABAMBA


Al día siguiente nos recogieron a las 5:30 de la mañana, y nos llevaron en una micro hasta Ollantaytambo, donde desayunamos. Después avanzamos un poco más hasta llegar al punto oficial de partida del camino inca para turistas, en la localidad de Piscacucho, en el Km. 82. Allí realizamos el control de pasaportes, y tras la foto de rigor, comenzamos la ruta.



Comenzamos la ruta con un ligero ascenso, a buen ritmo y con buen tiempo. Al poco hicimos una parada para observar la flor del floripondio: una planta alucinógena que los incas utilizaban para entrar en trance y comunicarse con sus ancestros. Nos contaron que cuando el camino se hacía por libre, eran muchos los que hervían y consumían la flor, sin saber que en los andes el efecto es mucho más fuerte que la que crece en otros lugares, teniendo que ser atendidos por la gente local tras un colocón brutal. Seguimos caminando al lado del río Vilcanota, con unos paisajes preciosos, y llegamos al complejo arqueológico de Ilactapata, donde tras una breve explicación nos dirigimos al lugar del primer almuerzo. Nos sorprendió la calidad de la comida, la cual llevan a sus espaldas los porteadores, que son los auténticos héroes del camino, ya que cada uno de los nueve que nos acompañaron tenían que soportar el peso de 25 kilos en sus espaldas, y lo hacen a un ritmo demoledor. Nos contaron que el record de la ruta (casi 50 km) de la gente local sin mochila estaba en 3 horas y media. Impresionante!!


Tras el almuerzo (al que ya llegamos mojados por la lluvia) caminamos un poco más, hasta que a las 5 llegamos al primer campamento, donde ya teníamos listas las tiendas de campaña y una merienda a base de palomitas y mate de coca. Por la noche la cena fue igual de exquisita, y tuvimos una agradable charla con nuestro grupo, compartiendo diferentes aspectos culturales de nuestros países. Nos fuimos a dormir bien temprano, ya que al día siguiente nos despertaríamos de nuevo a las 5 de la mañana.

DIA 2 :  WAYLLABAMBA - WARMIWAÑUSCA -  PACAYMAYO - PUYA PATAMARKA - WIÑAY HUAYNA


El segundo día era el más exigente, ya que debido al cambio en la ruta, caminamos mucho más de lo programado, y no dormimos en el campamento de Wiñay Huayna, sino en otro improvisado. Los porteadores nos despertaron con una sonrisa y un mate de coca que nos llevaron a nuestras tiendas. Tras el desayuno comenzamos a caminar, e iniciamos el ascenso al Warmiwañiusca (o mujer muerta), el punto más alto de la ruta, a 4200 metros, subiendo 1200 metros desde el campamento. El ascenso fue durísimo, y debido a la gran altura las paradas a coger aliento eran frecuentes. Ya en la cima el frío era notorio, y nos tuvimos que cambiar de ropa ya que estábamos empapados por el sudor y la incesante lluvia, y después tocaba descender.




Tras las fotos de rigor, comenzamos el descenso, en el cual las rodillas fueron las mayores perjudicadas. Después almorzamos en Pacaymayo, y sin apenas un respiro continuamos caminando. En principio este era el lugar donde se dormía la segunda noche, pero se decidió continuar para así poder domir la última noche en Aguas Calientes, y poder madrugar para obtener el ingreso al Waynapicchu. De nuevo nos tocaba ascender hasta el segundo punto más alto, 3850 metros, hasta llegar a las ruinas de Runkarakay, así como la ciudadela de Sayacmarca, donde nos explicaron lo que eran los Tambos, una especie de depósitos de víveres de los Incas, que se encontraban cada 30 km. Los encargados de transportar dichos víveres y de llevar mensajes desde Cusco hasta todos los puntos del imperio inca eran los Chasquis, los cuales corrían los 30 km con la información. De esta forma todo el imperio inca estaba siempre al tanto de cualquier noticia, y a la vez tenían todo tipo de comida fresca en cualquier lugar.


Esta última caminata se hizo muy dura, ya que llevábamos acumuladas muchas horas en las piernas, y finalmente llegamos al campamento, cruzando el bosque húmedo, y para dar fe de ello no paró de llover en todo el trayecto. Llegamos al anochecer, y al abrir las mochilas descubrimos que el impermeable que las tapa sirve para la llovizna, pero sino para de llover, también cala. Por ello recomendamos que para este tipo de rutas, aparte del chubasquero y el cubremochilas, llevar un poncho por encima que te cubra tanto la mochila como el cuerpo. En total andamos unos 18 km en 7 horas. Esa noche estábamos un poco molestos porque hacía mucho frío y teníamos todo mojado, pero al ver el lugar privilegiado en el que nos encontrábamos, se nos pasaron nuestras penas.

DÍA 3:  WIÑAY HUAYNA- AGUAS CALIENTES


El tercer día se presentaba como el más fácil, ya que el segundo día avanzamos gran parte de la ruta. Además era todo bajada: unas 3 horas y media hasta el campamento de Wiñay Huayna, donde hay un restaurante que le quita algo de encanto al lugar, y estaba lleno de caminantes almorzando. Nosotros continuamos con nuestra ruta, y tras cruzar el río, comimos al lado de las vías del tren. Nos contaron que el tren pertenece a los británicos, ya que el expresidente y dictador Fujimori les vendió los derechos por 30 años, y tienen el monopolio de explotación de la zona. Los precios del tren son bastante caros, y el actual gobierno quería crear una carretera para poder llegar al Machu Picchu de un modo más económico, pero los ingleses se negaron. Tras el almuerzo, caminamos una hora más por las vías del tren, hasta llegar a Aguas Calientes, un pueblo situado en un paraje espectacular, y que basa su economía en el enorme turismo que atrae el Machu Picchu. Todo son hoteles y restaurantes, lo que hace sentirte como un euro con piernas. Lo mejor del pueblo es que tiene unas aguas termales por 10 soles, a las cuales fuimos encantados tras buscar un hostal donde quedarnos por 20 soles por persona. Esto tuvimos que pagarlo aparte, ya que no entraba dentro de la ruta original. Las termas estaban algo masificadas, pero aún así fue muy reconfortante relajarse en las cálidas aguas tras 3 días en remojo y frío. Después volvimos al hostal, donde los porteadores nos prepararon la última cena, y nos contaron que ellos volvían esa misma noche al lugar del almuerzo para limpiar el equipo y coger el tren de regreso, ya que ellos no pueden cogerlo desde el pueblo, pues les hacen un precio especial, basado en su economía. Tras la cena nos fuimos a dormir pronto, ya que había que levantarse de nuevo a las cinco para hacer cola en los autobuses que te suben al Machu Picchu, y así obtener el cupón de ingreso al Waynapicchu, ya que sólo se lo dan a los primeros 400 visitantes.





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